Se acercaba el día de mi cumpleaños. Iba a cumplir cuarenta y me habían hablado mucho sobre lo que se siente pasar por ese número en particular. Me veían con cara de “uff, difícil” y muchas veces me preguntaron cómo me sentía. He de confesar que en general mis cumpleaños no me han pesado mucho. Porque por años fui la más chica entre mis amigas. Y cuando al fin llegaba mi día, el nuevo número ya no era novedad. Esta vez, aunque ya no soy la más chica entre mis amigas, tampoco me pesó el nuevo número. Y aunque es verdad que me sentí diferente, no fue el diferente que me habían platicado.
En inglés hay un dicho (que me gusta) que dice “go gray gracefully”. Quiere decir que es mejor aceptar la edad con gracia. Ser más como Meryl Streep y menos como Madonna. Me gusta usar este dicho y sobretodo vivirlo. Porque me encanta recibir la edad no con pena o angustia, sino con gracia y agradecimiento.
Es verdad que este cumpleaños algo cambió en mi pues me siento diferente. Siento que quedó atrás la vibra de los años de buscar y tratar de descubrir quién soy. De observar lo que otros hacen y experimentar diferentes caminos preguntándome cuál es el mío. En realidad, ya no estoy en la escuela estudiando sin saber cuál rumbo finalmente tomaré. Ni en un trabajo corporativo tratando de merecer un lugar en el mundo. Felizmente la expectativa se convirtió en experiencia. Y hoy tengo lo que buscaba, un sentimiento de paz que creo que solo viene cuando por fin estamos seguros de quién somos.
Qué alegría ser una mujer adulta, dejar las inseguridades de la juventud y acoger la confianza de la madurez. Qué delicia poder entender el mundo. Y qué paz saber cuál es el sentido de la vida y reconocer el valor de la mía. Qué bendición tener la ventaja de la sabiduría y qué valiosos han sido los años pasados.
Creo que, viviendo en un mundo enamorado de la juventud, el encontrar paz en el paso de los años es como encontrar un oasis en el desierto. Somos tantos los que ya no estamos viviendo la juventud, y somos todos los que no nos quedaremos en ella por siempre que, aunque pudiera parecer una locura idealizarla, cuántas veces no lo hacemos. La realidad es que yo no recuerdo haber tenido la capacidad para sentir tanto amor y tanta felicidad en mis veintes… Hoy mi vida tiene una dimensión más amplia, soy mejor de lo que era, soy más de lo que era.
No digo que todo en mi vida ha sido perfecto, como todos he tenido mi buena dosis de dificultades y dolores. Tampoco digo que ahora todo en mi vida es perfecto y que he logrado todo lo que hubiera querido lograr. Lo que digo es que yo soy distinta, algo hizo clic adentro de mi este cumpleaños y hoy me siento parada en tierra firme, más fuerte, más segura.
Y así, si tienes un cumpleaños acercándose y sientes un poco de nervios, te invito a enfocarte no en lo que pierdes sino en lo que ganas. A reconocer cuánto más te conoces y cuánto más seguro te sientes de ti mismo. Atrévete a dejar ir la idea de un pasado ideal para abrirte a un futuro más prometedor. Porque sólo así llegará. “Lo mejor está por venir” diría Frank Sinatra. Elige creerlo para poder vivirlo y prepárate para recibir tus mejores años.
Por tu mejor futuro,
aLE.
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Los buenos recuerdos y la confianza en ti mismo.
Esta es la decisión de vida más importante que puedes tomar.
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Foto por: Kristina Evstifeeva
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